5 formas de usar una caja sensorial en la sala de clases o en terapia

Una caja puede parecer un objeto simple. Pero en el contexto adecuado, se convierte en una herramienta de transformación pedagógica y emocional. Especialmente cuando hablamos de inclusión, autorregulación y acompañamiento respetuoso en estudiantes neurodivergentes.

La caja sensorial es un recurso concreto, accesible y adaptable, que puede marcar una diferencia significativa en la experiencia escolar o terapéutica de niños con TEA, TDAH, u otras condiciones del neurodesarrollo. Pero su efectividad no depende del contenido en sí, sino del uso intencionado y consciente que le damos.

En este artículo, exploraremos 5 formas prácticas de utilizar una caja sensorial en la sala de clases o en sesiones terapéuticas, para promover bienestar, concentración, autorregulación y participación activa.

¿Qué es una caja sensorial y para qué sirve?

Una caja sensorial es un contenedor que incluye materiales que estimulan uno o varios sentidos: tacto, vista, audición, olfato, propiocepción (conciencia corporal) y equilibrio. Puede tener desde arroz teñido o arena mágica, hasta esponjas, luces suaves, fidget toys o elementos con peso.

Está pensada para ofrecer experiencias de exploración controladas, predecibles y seguras, que favorecen:

  • La autorregulación emocional y sensorial
  • La atención y el enfoque
  • La motricidad fina y la coordinación
  • El desarrollo del lenguaje descriptivo
  • La anticipación y contención en contextos desafiantes

En Sensomundo puedes encontrar materiales para armar tu propia caja o kits listos para usar en contextos educativos y terapéuticos.

1. Caja sensorial como recurso de anticipación antes de actividades exigentes

Muchos estudiantes neurodivergentes experimentan ansiedad anticipatoria frente a tareas escolares que requieren concentración o interacción social. Usar la caja sensorial antes de estas actividades puede prevenir desregulación y mejorar la disposición.

Ejemplo práctico:
→ Antes de comenzar una prueba, invitar al niño a manipular elementos suaves, realizar respiraciones profundas con una botella sensorial o jugar con masilla durante 3–5 minutos.

Beneficio:
Baja la exaltación fisiológica, mejora la oxigenación y favorece el enfoque atencional.

2. Caja sensorial como estrategia de pausa autorreguladora

consejos para usar una caja sensorial

Cuando un estudiante comienza a mostrar señales de sobrecarga sensorial o emocional —inquietud, irritabilidad, desconexión, evitación—, se puede ofrecer la caja como un espacio de pausa controlada, sin necesidad de apartarlo del grupo ni etiquetarlo negativamente.

Ejemplo práctico:
→ El niño puede tomar la caja, elegir un objeto (por ejemplo, una pelota de presión, una banda elástica o un peluche con peso) y sentarse unos minutos en un rincón tranquilo.

Beneficio:
Evita la escalada conductual, reduce el estrés y empodera al estudiante para que regule su cuerpo con autonomía.

3. Caja sensorial como recurso terapéutico en sesiones de fonoaudiología, psicopedagogía o integración sensorial

En el contexto terapéutico, la caja sensorial puede ser una herramienta de evaluación, intervención y vínculo.
Permite explorar intereses, detectar hipersensibilidades o zonas de búsqueda sensorial, y trabajar objetivos específicos de manera lúdica.

Ejemplo práctico:
→ En sesiones de lenguaje, se pueden usar elementos de la caja para nombrar, clasificar, asociar y construir frases.
→ En sesiones de motricidad fina, se puede trabajar con pinzas, vertederos, cuentas o botones.

Beneficio:
Favorece la motivación y convierte la terapia en una experiencia placentera, adaptada a las necesidades sensoriales del niño.

4. Caja sensorial como soporte para transiciones dentro de la sala

Las transiciones (pasar de una actividad a otra, moverse de un espacio a otro, terminar un juego) son momentos especialmente difíciles para muchos niños neurodivergentes. La caja sensorial puede ayudar a suavizar ese cambio, asi como también los juegos sensoriales en la misma clase.

Ejemplo práctico:
→ Al terminar una actividad grupal, ofrecer 2 minutos de exploración libre con la caja antes de iniciar la siguiente rutina.

Beneficio:
Evita desorganización sensorial, da tiempo al cuerpo para adaptarse al cambio y mejora la disposición a participar en lo que viene.

5. Caja sensorial como espacio de juego libre estructurado

En educación inclusiva, el juego no es un extra. Es una herramienta de aprendizaje. Usar la caja sensorial como parte del juego libre pero con límites claros —tiempo, materiales, propósito— permite integrar a todos los estudiantes en experiencias significativas.

Ejemplo práctico:
→ En centros de juego o rincones, incluir la caja como una estación de exploración con sugerencias visuales: «Busca 3 cosas suaves», «Haz sonidos con estos elementos», «Organiza por color o textura».

Beneficio:
Facilita la participación sin sobreexigir habilidades verbales o sociales, promueve el juego simbólico y el aprendizaje autónomo.

¿Qué tener en cuenta al implementar una caja sensorial en contextos educativos?

  • Supervisión constante, especialmente con niños pequeños o que aún no regulan bien la oralidad (llevar objetos a la boca).
  • Adaptar los elementos a las características individuales del grupo: evitar brillos, aromas o sonidos fuertes si hay hipersensibilidad.
  • Introducir la caja con lenguaje accesible y sin estigma: no es un castigo ni una recompensa.
  • Cambiar o renovar los elementos cada 2 a 4 semanas para mantener el interés.
  • Permitir su uso voluntario, ofreciendo opciones sin forzar.

Una caja sensorial puede cambiar el clima de una sala de clases

La inclusión comienza en los detalles. En ofrecer lo necesario antes de que sea urgente. En mirar al niño más allá de la conducta.

Una caja sensorial bien pensada puede ser una pausa, un refugio, un canal de aprendizaje y expresión, todo al mismo tiempo. No resuelve todo. Pero ayuda. A veces, más de lo que creemos.

En Sensomundo, creemos en el poder del juego sensorial como herramienta de inclusión. Por eso ofrecemos productos diseñados con cuidado, pensados para docentes, terapeutas y familias que buscan acompañar con empatía.

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