Crear una caja sensorial no es solo una actividad entretenida. Es un acto de empatía. Un ejercicio de observación, cuidado y personalización profunda, especialmente cuando se hace pensando en niños neurodivergentes, como aquellos con TEA (Trastorno del Espectro Autista), TDAH o trastornos del procesamiento sensorial.
Desde el hogar, muchas familias buscan estrategias accesibles para apoyar el desarrollo emocional, sensorial y motor de sus hijos. La caja sensorial es una de las más versátiles y efectivas. Y lo mejor es que no necesitas materiales costosos ni formación especializada para crear una. Solo atención, creatividad y disposición.
En esta guía te enseñamos cómo armar una caja sensorial en casa, ideal para utilizarlas en rutinas o en un rincón sensorial, con ideas prácticas para cada tipo de estímulo, adaptables a diferentes edades y perfiles sensoriales.
¿Qué es una caja sensorial?
Una caja sensorial es un contenedor lleno de elementos que estimulan uno o varios sentidos: vista, tacto, oído, olfato, gusto, propiocepción (conciencia corporal) o el sistema vestibular (equilibrio y movimiento).
Su objetivo es ofrecer al niño una experiencia de exploración sensorial segura, estructurada y placentera, que contribuya a:
- La autorregulación emocional
- El desarrollo de habilidades motoras finas y gruesas
- La concentración, atención sostenida y coordinación
- El lenguaje descriptivo y la conexión cuerpo–entorno
Cada caja puede ser única, según los intereses, necesidades y tolerancias del niño que la usará.
¿Qué tipo de caja sensorial necesita tu hijo?
Antes de empezar, observa. Pregúntate:
- ¿Busca constantemente texturas o sonidos intensos?
- ¿Evita ciertos materiales, luces o ruidos?
- ¿Se calma con presión, balanceo o movimientos repetitivos?
- ¿Se desregula fácilmente con cambios sensoriales?
Estas pistas te ayudarán a saber si tu hijo necesita más estimulación (hiposensibilidad) o menos estímulo e información (hipersensibilidad).
Recuerda: una caja sensorial no debe sobrecargar, sino regular. Por eso es clave elegir bien los estímulos.
¿Cómo armar una caja sensorial? Guía paso a paso

1. Elige el contenedor adecuado
Cualquier caja plástica con tapa sirve, pero idealmente que sea:
- Fácil de abrir y cerrar
- No muy profunda (para que el niño alcance todo)
- Atractiva visualmente, pero no sobreestimulante
Si es transparente, mejor: permite anticipar visualmente el contenido.
2. Selecciona los estímulos según el sentido
Aquí te dejamos ideas para estimular cada sentido de forma segura y accesible:
Tacto (estímulo táctil):
- Arroz teñido, arena cinética, semillas
- Esponjas, paños de microfibra, bolas de gel
- Masillas caseras, plastilina, goma espuma
- Cepillos suaves, plumas, piedras pulidas
Ideal para niños que buscan manipular, apretar o sentir diferentes texturas.
Precaución con niños que se llevan todo a la boca.
Vista (estímulo visual):
- Botellas sensoriales con líquidos y brillos
- Linternas de colores, papeles celofán
- Imágenes con contrastes (blanco-negro, figuras grandes)
- Espirales visuales o caleidoscopios
Evita luces intermitentes o brillantes si hay hipersensibilidad visual.
Olfato (estímulo olfativo):
- Saquitos con lavanda, canela o naranja seca
- Jabones neutros o esencias suaves
- Pompones perfumados (si el niño lo tolera)
Nunca fuerces un aroma. El olfato es el sentido más ligado a la memoria emocional.
Audición (estímulo auditivo):
- Cascabeles, tubos con semillas, papel arrugado
- Cajas de eco, sonidos grabados suaves
- Bolsitas sonoras de tela con diferentes rellenos
Ideal para niños que disfrutan de los ritmos o se relajan con sonidos repetitivos.
Propiocepción y sistema vestibular (conciencia corporal y equilibrio):
Aunque no caben dentro de una caja, puedes incluir:
- Mini pelotas con peso
- Cojines con textura o peso leve
- Bandas elásticas para brazos o piernas
- Cintas de movimiento
Puedes complementar con productos específicos disponibles en Sensomundo, como Pop ip, squishy, fidget, etc.
3. Personaliza según el interés

¿Tu hijo ama dinosaurios? Puedes armar una caja sensorial con figuras pequeñas, huellas en arena / arroz y colores temáticos.
La caja también puede ser temática, lo que aumenta el vínculo emocional y el tiempo de exploración.
¿Con qué frecuencia se usa la caja sensorial?
No hay una regla única, pero sí algunas sugerencias:
- 5 a 15 minutos diarios en un momento tranquilo (después del colegio, antes de dormir, como parte de una rutina sensorial diaria)
- Como pausa sensorial preventiva: antes de una actividad exigente
- Durante una crisis emocional o sensorial: si el niño la conoce y la asocia a calma
Nunca debe ser una obligación. La caja debe invitar, no imponer.
¿Es necesario renovarla?
Sí. Como todo juego, la caja puede volverse predecible o aburrida si no se actualiza.
Cada 2–3 semanas, cambia parte del contenido:
- Retira lo que ya no interesa
- Introduce un nuevo color, textura o estímulo
- Observa qué elementos repite o evita
Esto mantiene la curiosidad y permite adaptarla al desarrollo del niño.
Una caja, múltiples posibilidades
Armar una caja sensorial en casa es mucho más que una manualidad. Es una forma concreta de acompañar la neurodiversidad desde el cuerpo, la emoción y el juego. Un espacio para sentirse seguro, validado y en control.
En Sensomundo encontrarás productos, ideas y recursos para seguir explorando el mundo sensorial en casa, la escuela o en la terapia.
Porque cada forma de sentir es válida. Y cada niño merece un entorno que lo comprenda.
Explora. Siente. Incluye.