Sistemas sensoriales: ¿Cómo percibimos el mundo a través de los sentidos?

Cada persona habita el mundo a través de un entramado invisible: sus sistemas sensoriales. No se trata solo de “ver, oír o tocar”. En realidad, percibir es un proceso complejo en el que el cuerpo traduce estímulos externos e internos para darles sentido. Esta traducción condiciona cómo nos regulamos, cómo aprendemos y hasta cómo nos vinculamos con otros.

En la neurodiversidad, comprender los sistemas sensoriales es aún más relevante. Algunas personas experimentan una hipersensibilidad que los abruma; otras, una hiposensibilidad que los lleva a buscar estímulos constantemente. Por eso, educadores, familias y terapeutas deben conocer estos sistemas para brindar apoyos adecuados.

¿Cuántos sistemas sensoriales hay?

Durante mucho tiempo aprendimos en la escuela que los seres humanos tenemos cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato. Sin embargo, la investigación en neurociencias y terapia ocupacional ha demostrado que el cuerpo utiliza más canales para decodificar la realidad.

Según el estudio de SciElo, hoy se reconocen ocho sistemas sensoriales principales. Estos no solo procesan lo que ocurre fuera de nosotros, también nos ayudan a interpretar señales internas como la posición del cuerpo o el equilibrio.

Este conocimiento es esencial para comprender por qué un niño puede necesitar balancearse constantemente en la silla o por qué otro se tapa los oídos frente a un sonido que los adultos consideran leve.

¿Cuáles son los 8 sistemas sensoriales?

8 sentidos sensoriales

A continuación, exploraremos cada uno de los sistemas que conforman nuestra percepción:

1. Sistema visual

Procesa la información que llega a través de la luz y el color. Permite distinguir formas, orientarse en el espacio y mantener la atención. En contextos educativos, iluminaciones intensas o sobrecarga visual pueden generar distracción o incomodidad.

2. Sistema auditivo

Relaciona los sonidos con la atención y la memoria. El exceso de ruido puede provocar sobrecarga sensorial, mientras que ciertos ritmos pueden facilitar la calma. Es común que se utilicen audífonos con cancelación de ruido para apoyar a quienes son sensibles a entornos ruidosos.

3. Sistema táctil

Incluye la percepción de temperatura, textura, presión y dolor. El tacto influye directamente en la seguridad emocional. Niños que buscan manipular constantemente objetos pueden estar autorregulando su sistema táctil con fidgets o materiales blandos.

4. Sistema gustativo

Involucra la percepción de sabores básicos: dulce, salado, ácido, amargo y umami. Las preferencias alimenticias extremas, comunes en algunos niños neurodivergentes, pueden estar relacionadas con una hipersensibilidad gustativa.

5. Sistema olfativo

El olfato conecta con la memoria y las emociones. Aromas sutiles pueden ser calmantes, mientras que olores intensos resultan intolerables. Herramientas como pulseras difusoras de aromaterapia ayudan a modular esta experiencia.

6. Sistema vestibular

Ubicado en el oído interno, regula el equilibrio y la orientación espacial. Actividades como columpiarse, girar o balancearse son estrategias naturales para estimularlo. Una sobrecarga vestibular puede generar mareo o desorganización motora.

7. Sistema propioceptivo

Informa sobre la posición del cuerpo y la fuerza del movimiento. Empujar, estirarse o usar bandas elásticas en sillas son formas de obtener el input necesario para organizar la postura y mejorar la atención.

8. Sistema interoceptivo

El más desconocido, relacionado con señales internas como hambre, sed, temperatura o necesidad de ir al baño. En niños neurodivergentes, la dificultad para interpretar estas señales puede llevar a desregulación emocional o conductual.

Comprender para incluir

La integración de los 8 sistemas sensoriales permite construir experiencias más inclusivas en casa, la escuela o espacios terapéuticos. No se trata de “eliminar la diferencia”, sino de reconocer que cada persona procesa el mundo de manera única.

Crear entornos adaptados —ya sea con juguetes sensoriales, rutinas de autorregulación o apoyos visuales— no solo beneficia a quienes presentan necesidades particulares, sino que enriquece a toda la comunidad.

En definitiva, los sistemas sensoriales son la primera capa de nuestra relación con el mundo. Cuidarlos, comprenderlos y estimularlos con respeto es apostar por un desarrollo humano más empático y consciente.

En Sensomundo encontrarás recursos que facilitan la exploración sensorial, desde juguetes táctiles hasta cojines que invitan a regular la postura.

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